Jesús Vergara: 5 cascadas alucinantes y cómo disfrutarlas a tope

Monasterio de Piedra

Por Fulcanelli

Son todo un espectáculo que nos acerca a lo más sublime de la naturaleza pero, más allá del paisaje, los saltos de agua apasionan porque nos ponen en contacto con la esencia humana. Con aquello que dijera Heráclito sobre que todo fluye y todo cambia.

Así son las cascadas, un constante fluir y cambiar de forma. Como dijera el filósofo griego, ningún hombre puede atravesar dos veces el mismo río. Ni siquiera nosotros somos la misma persona, por eso nunca veremos estos saltos de agua alucinantes de España dos veces iguales.

Te contamos cómo disfrutarlos con los mejores planes de cada provincia.

1. Salto del Nervión (Álava y Burgos)

Por Mimadeo

Es el más grande de la Península ibérica. Un salto de unos 200 metros de altura que se encuentra entre Burgos y Álava. En los meses de mayo forma una espectacular cola de caballo que se puede contemplar desde el mirador del Nervión, que se levanta en las inmediaciones del puerto de Orduña.

Una corta senda (PR – BU 42) de unos 4 kilómetros que se puede hacer tanto en bicicleta como caminando. El camino conduce al escénico paraje y a otros rincones mágicos de Las Merindades, donde también es famoso San Zadornil, conocido como “El Nueva York de los bosques”.

La mejor base para explorar toda la zona es Orduña. Paisajes, cultura, tradiciones y esa gastronomía que tienen, ideal para el hambre que entra con las caminatas oportunas y el estar en contacto con la naturaleza. El revuelto de perretxiko, con la famosa seta que crece en el entorno, es glorioso.

2. Cascada del Ézaro (A Coruña)

Por Basotxerri

Es una de las desembocaduras de río más espectaculares de toda la Península ibérica. Antaño ya se describió como una enorme humareda que se podía divisar desde varios kilómetros mar adentro. Algo que debió contribuir a ese aire misterioso que tiene la costa alrededor del cabo Fisterra, el antiguo final del mundo.

Abriéndose paso entre enormes planchas de granito del monte O Pindo, es la única cascada de toda Europa que desemboca en el mar. Para ver bien el espacio en el que se ubica hay que subir hasta el mirador de Ézaro, desde donde se puede contemplar la ría de Corcubión y el monte O Pindo.

Pero toca acercarse más para verla de cerca. La suerte es que se trata de uno de los saltos de agua más bellos y también uno de los más accesibles. Desde la oficina de turismo comienza un agradable paseo a lo largo del cual se va intuyendo el espectáculo natural al fondo. A mano izquierda queda el museo de la Electricidad. Vale la pena reservar un tiempo a la vuelta para visitarlo pues, los saltos de agua, además de por belleza, son importantes para generar electricidad.

3. Chorrera del Diablo (Cáceres)

Por Asqueladd

Entre Madrigal y Villanueva de la Vera –con la fantástica sierra de Gredos dominando el horizonte– se encuentra uno de los enclaves más bellos de la comarca de La Vera. Es la garganta de Gualtaminos, con sus piscinas naturales y la Chorrera del Diablo, una bella cascada que llena el ambiente del murmullo de agua. Le viene perfecto el nombre que le dieron los árabes de “garganta que no se seca”.

La cascada en sí es una sucesión de saltos de diferentes alturas –algunos llegan a los 20 metros– que con el paso del tiempo y del agua han formado pozas, las conocidas “marmitas de gigante”. El entorno es perfecto para pasar el día, ya que se puede acceder a los distintas zonas de la cascada a través de escaleras. Si es en verano, a los más pequeños les parecerá un mundo acuático lleno de aventuras. Si se llega hasta el mirador, se puede disfrutar de una bella panorámica con la cascada y los bosques de madroños.

Vale la pena acercarse a Villanueva de la Vera, a menos de cinco minutos caminando, para disfrutar de su bellos entramados de calles y casas de arquitectura tradicionales. La joya de este Conjunto Histórico Artístico está en la plaza Aniceto Marinas, siempre muy concurrida. Cualquiera de los bares será perfecto para probar el popular “cuchifrito”, carne de cordero o cochinillo muy frito.

4. Monasterio de Piedra (Zaragoza)

Monasterio de Piedra

Fuente: Noradoa

El rumor del agua constante de las cascadas y el intenso verde son el poderoso atractivo del Monasterio de Piedra, algo así como el parque temático de los saltos de agua. La más famosa de todas ellas es la cascada Cola de Caballo que se ve espectacular desde la Gruta Iris a la que se accede siguiendo el sendero marcado.

Con sus cerca de 50 metros de caída libre, es uno de los saltos de agua más escénicos de España. Toca decir que tanto la cascada como el bello sendero que le sigue no es del todo natural, sino que fue producto de la mano de Juan Federico Muntadas que tuvo el acierto de aprovechar el paso del río Piedra para crear este maravilloso entorno.

No siempre se tiene la opción de comer en un restaurante de arquitectura renacentista. En el restaurante Reyes de Aragón hay que probar las migas del claustro, con embutidos curados, huevo y uva. Para bajarlas, luego puedes darte un paseo por claustro cisterciense, que bien podría valer como escenario de Juego de Tronos.

5. Cascada de La Cimbarra (Jaén)

Por Use

Hasta 3.000 litros por segundo dan para uno de los saltos de agua más espectaculares de España, tanto que han puesto en el mapa turístico a Aldeaquemada, un núcleo de Sierra Morena habitado por no más de quinientas personas.

Para disfrutarlo hay que llegar al Paraje Natural Cascada de la Cimbarra, en las inmediaciones de Parque Natural de Despeñaperros. Desde el mirador se ve con todo lujo de detalle. La mejor época para visitarlo es a mediados de octubre, que es cuando está más alimentado. En la zona, el río Guarrizas alimenta una cadena de cascadas entre las que destaca esta de 40 metros de altura, pero si necesitas más, hay otras repartidas como las del Cimbarrillo, en el arroyo de Martín Pérez; y la de María Antonia, en el arroyo de la Cimbarrilla.

Vale la pena dedicar un fin de semana a la zona. No sólo por la cascada, también por el interesante patrimonio cultural que comprende valiosísimas muestras de arte rupestre que han motivado la declaración de estos yacimientos como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. Una buena forma de comenzar a conocerlos es visitando el Ecomuseo de Aldeaquemada. Hasta hace dos años, ni se imaginaban todo lo que podía dar de sí un salto de agua.



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